CAPRI
"La industria está en un momento de efervescencia efímera"
A 20 años de haber editado Mamma Killer Night –un disco que marcó a una generación- Capri presenta la versión remasterizada y el lanzamiento en plataformas digitales. Nos encontramos con él para hablar de este nuevo proceso, el impacto de Gustavo Cerati en su carrera, los años de residencia en México, el show que realizará en Buenos Aires y más.
- Mamma Killer Night fue editado en el año 2004 y hasta ahora era casi imposible encontrarlo en plataformas online ¿Por qué se dio esa situación?
Por burocracias de la industria nunca se subió a ninguna plataforma, el disco se hizo en el año 2004 y se fabricaron tres mil copias. Todavía ni existía Youtube en ese momento. El deal original había sido con Kosiuko que en ese momento lanzó una radio y un sello discográfico, en el que creo salió mi disco y un compilado, despues no les interesó más el tema de la música, pero fue muy groso porque en ese momento había más locales de Kosiuko que de Musimundo. Fue una aventura que salió bárbaro.
Para escuchar el disco te lo comprabas o veías los videos en MTV, Much Music, etc. Cuando apareció Youtube empezaron a subir los videos, pero la digitalización hacía que la calidad parezca el Pac Man. Quedó como un disco de culto, me parecía divertido una cuestión así. Con el pasar del tiempo fue cobrando más importancia para mi ese primer disco. También luego que fallece Gustavo, al ser parte del disco, pensé que estaría bueno tenerlo en las plataformas. Todo el mundo me decía que quería escucharlo y no podían.
- ¿Cómo surgió la idea de relanzar el disco?
Al cumplirse este año el veinte aniversario del lanzamiento, dije tengo que hacerlo. Se hicieron todos los permisos, y lo más interesante más allá de lo legal, es que tomé la decisión de hacer un remaster. En su momento lo había hecho Mario Breuer, yo no tenía la capacidad para hacerlo. Las herramientas que hay ahora cambiaron un montón, mismo los sistemas de audio que tiene la gente en sus casas. Fue como darle un renacer, fue un trabajo de buscar como un arqueólogo digital en DVDs, CDs que había en la casa de mis viejos, conseguir CD player para leerlos. Así fueron apareciendo diferentes mezclas hasta que logré reconstruir los mixes.
Lo remasterizó Diego Guerrero. Ahora con otro oído, otra cabeza, fuimos haciendo los masterings que realmente tuvieron devoluciones muy buenas. El disco ganó un montón porque se pudo corregir cosas de mezcla, lo habíamos mezclado con una PC 386, era la prehistoria. Logramos un sonido que desconocía, patea como un disco actual.
- Volviendo a escuchar Mamma Killer se le encuentra esa característica de atemporalidad…
Lo que más intento cuando hago música es eso, que las canciones sean atemporales, no me suelo identificar con lo que está de moda. Lo interesante de una canción es cuando puede trascender de un estilo muy marcado a una época.
Si bien se puede decir que el electro clash era una tendencia en ese momento, y hay algo de eso en el disco, también hay canciones y eso es lo que salva cualquier disco, cuando hay canciones que las podés cantar e identificar, sea por una guitarra u otro elemento. Me pasó recientemente, probando canciones del disco en sets, venia gente joven que no las conocía y decía ¿Esto qué es? Tiene 20 años esta canción, no lo podían creer. Ojalá que en 20 años siga causando lo mismo.
No se busca, pero tuve la suerte de que pasó eso con mi música en general, el segundo disco creo que también tiene algo de eso. Me divierte la música y es un juego para mí. A la hora de jugar vas pasando de una cosa a otra y creo que eso se refleja bastante en el disco.
- Tu carrera tuvo un punto de inflexión al conocer a Gustavo Cerati ¿Cómo se dio ese acercamiento?
Estaba haciendo Mamma Killer, me había ido muy bien con el EP que edité en Gigolo Records -Deformator Plus- que incluía los tracks Pantera y Mandarina. Con eso me fui de gira tres meses a Europa, cuando volví me hacían notas en los diarios, tocaba en todos lados, me llamaban artistas para trabajar. En ese momento editamos con Buenos Aliens Deformator Plus Plus, un CD que hicimos 400 copias -tenia además de los dos tracks anteriores, Otelo Paradise, Chulo y algunos remixes-.
Sin saberlo una de esas copias le llegó a Gustavo Cerati. En esa época, en el suplemento SI! de Clarín elegían todos los años lo mejor del año y votaban músicos. Un día compré el diario y mientras desayunaba me encuentro con que Gustavo seleccionó como disco del año a Deformator Plus Plus, no entendía nada. Conseguí su mail y le escribí para agradecerle, al toque me respondió que le encantaba lo que estaba haciendo, me comentó que estaba trabajando en un disco de remixes y le gustaría que participe -era Reversiones Siempre Es Hoy-. Yo, muy de cara rota, le dije que estaba haciendo mi disco y me gustaría que participe.
Cuestión que, a los tres días estaba Gustavo en mi casa con dos CDs que tenían todos los stems, y me dice quiero que hagas el de Karaoke. Estuve un mes sin salir del estudio y cuando lo terminé fui a su casa, puso el CD y se puso a bailar, no lo podía creer. En ese mismo momento le muestro mis canciones y le gustaron Gamma Pop y Desierto. Ahí mismo grabó las voces y guitarras. A partir de ese momento empezó una relación que fue creciendo. Me convocó a todos los shows a tocar los remixes y en Ahí Vamos estuve en todo el proceso de grabación, fue una locura.
- Si vamos 20 años para atrás ¿Quién eras? ¿En qué etapa de tu vida estabas?
Estaba en un proceso de mutación muy grande. Era un nerd de la computación, estudiaba ciencias de la computación, pero también estaba terminando mis estudios musicales, que era algo asi como mi lado B. Empecé a hacer música con la compu a los 13 años, pero siempre desde un lado de laboratorio, nunca en mi vida pensé que iba a salir a tocar en un escenario o editar. De la misma manera que hacia canciones también programaba –usaba C++ y Turbo Pascal-.
De repente se empezaron a alinear los planetas, empecé a mostrar mi música y me empezó a ir muy bien. Era una persona que estaba aprendiendo on the fly. Me dejaba llevar por mi intuición, no tenía conocimiento de técnica, era prueba y error. Eso me llevó a cosas increíbles como también a mandarme mil cagadas.
La diferencia ahora, creo que, es haber entendido y vivido de que se trata la industria musical. Haber aprendido desde tirarme al piso a arreglar un cable roto, hasta tener que diseñar el escenario para un show gigante. Viendo para atrás, creo que, sigue estando esa misma esencia, lo que me divierte es la música, eso aún no lo he perdido, pero ahora con un montón de herramientas y conocimiento, otra templanza, menos ansiedad que la que tenía antes, queriendo comerme el mundo.
- Hoy con otro tipo de experiencia ¿Qué análisis haces de la industria musical?
Ser independiente tiene sus grandes privilegios, más cuando uno tiene bastante claro lo que quiere hacer con su música. De hecho, gracias a Mamma Killer gané un premio MTV a mejor artista independiente. Luego tuve idas y vueltas, el segundo disco lo saqué con Universal Music México y me pasó la famosa “cajoneada”. En su momento había firmado con un A&R y un mes antes de que salga el disco a esa persona la despiden, cambió el director del sello y todos los que habíamos sido seleccionados por la otra persona fuimos freezados. Venía muy bien, todo en syncro, y de repente me cayó un baldazo de agua fría, ahí empecé a entender que todo no era color de rosas. Entendí que había otro lado de la industria.
Viendo la evolución de cómo se distribuye la música ahora, si bien antes con esa computadora que tenía cree un disco, ahora con una computadora básica tenes un estudio de grabación del re carajo, podes masterizar mandando un mail y que te lo devuelva una plataforma o un masterizador que está en Australia a los dos días, en alta calidad, y subirlo vos mismo a las plataformas. Antes había un tema de curaduría de la música que estaba bueno, pero creo que está buenísimo que la gente pueda expresarse. Por ahí hay un exceso de cosas que no me representan para nada o que están ahí porque sí. La industria está en un momento de efervescencia efímera que te vuelve un poco loco. Podemos sacar cosas buenas de eso, pero también podemos perdernos muchas cosas buenas, siento que dejamos de escuchar álbumes, de ir a shows, pero nada se puede hacer en contra de eso, es como ir en contra de la evolución.
- En noviembre vas a hacer un show en Buenos Aires ¿Cómo lo estás preparando?
Hacer este show requiere mucho trabajo, primero porque los integrantes de la banda andan por diferentes lugares. Estoy trayendo a Thomas Jackson desde México, que vive allá desde hace doce años, él es mi co-equiper de toda la vida. Andrés Kenguan, que se sumó en el segundo disco, es quien tocaba la batería, hicimos todas las producciones e hizo todos los videos -él viene desde Colombia-. Lucia Borenztein, que fue la primera baterista que tocó con nosotros y Pablo Kessel que estuvo viviendo en New York y hace poco volvió al país. Se dio la magia que se junta la banda original.
- Buena parte de los últimos años viviste en México desarrollando varios proyectos ¿Cómo fue esa etapa?
Inicialmente mi plan no era irme a vivir allá, pero estando la situación de que edité Discotape con Universal de MX, tuve que ir a hacer rondas de prensa, tocar. En ese ida y vuelta empecé a quedarme cada vez más, empezaron a salir proyectos, tocando mucho como DJ y produciendo artistas. En eso, Leon Larregui, que es amigo, músico y vocalista de Zoé, me llamó para formar parte de su banda, con él hicimos una gira de un año y medio.
Llegó un momento en que ya estaba viviendo allá. Haciendo música para películas, produciendo bandas, también armamos un colectivo que se llamaba Instituto Latinoamericano de la Sensibilidad. Mi banda también se fue para allá, así que medio que nos instalamos sin darnos cuenta.
En una tocada fui a parar a Los Cabos, que es un lugar de playa, me hicieron una propuesta que al principio no entendía nada de que me estaban hablando: hacer la musicalización y dirección creativa musical de un hotel. Me empecé a interiorizar en eso, la oferta era increíble y dije bueno me voy seis meses a montar el proyecto, a entender de qué se trata y desarrollarlo. A partir de eso, empecé a generar un servicio de contenido musical con todo el back de software e inteligencia, porque en un principio me pedían que haga playlists, pero yo pensaba que en un playlist por ahí va a sonar algo que no tiene que sonar a tal hora y quien lo iba a controlar. Ahí volvió el nerd programador y se fusionaron ambas cosas, de repente esos seis meses se transformaron en cinco años.
Los Cabos fue increíble porque me tocó estar del otro lado, empezar a contratar artistas, ver que también había un negocio detrás y que había que generar cultura en un destino en el que no había nada de cultura. Me puse en ese rol que me encantó y aprendí muchísimo, mi cabeza musical se expandió a géneros y artistas que nunca hubiese escuchado si seguía en mi mundo. Por un lado, extrañaba estar arriba de los escenarios, pero por otro creo que pude cultivar un montón mi conocimiento en muchas áreas.
Capri se presentará el 9 de noviembre en Artlab, Buenos Aires.
Entrevista: Damián Levensohn.
Foto con Gustavo: Nora Lezano.
Fotos prensa: Aitor Fernandez.
Enlaces:
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