CTM FESTIVAL
Miedo, furia y amor en Berlín
Durante más de un mes se llevó a cabo en Berlín el festival de arte Transmediale. En paralelo al mismo, y en diferentes locaciones, tuvo lugar el denominado CTM Festival (Club Transmediale), una escisión del primero, dedicado a la música electrónica y la cultura pop. Nuestro corresponsal pudo acceder a varios de esos irrepetibles eventos, y nos cuenta su visión a continuación.
En marzo finalizó el festival de arte electrónico con sede en Berlin, Transmediale, que cumple sus 30 años de vida habiéndose convertido en un punto focal hacia el cual convergen las manifestaciones de arte contemporáneo más diversas e interdisciplinarias a nivel mundial. Es desde hace décadas un espacio para el debate y la crítica de todo producto resultante de la interacción entre arte, cultura y medios tecnológicos. A lo largo de más de un mes de duración en importantes locaciones de la escena berlinesa en materia de música y teatro y a través de exhibiciones, conferencias, workshops, conciertos y performances audiovisuales se aborda año a año la temática propuesta sobre la cual se organiza la programación de las obras y la forma misma y cambiante del festival.
CTM (Club Transmediale) nació en 1999 como un programa paralelo a Transmediale dedicado casi exclusivamente a la música electrónica en la cultura contemporánea. Cada edición de CTM conlleva, al igual que Transmediale, un concepto que le da el nombre y sobre el cual gira la curaduría de las actividades. Este año detentó el titulo Fear, Anger, Love (miedo, furia, amor), propone que se focalice explícitamente en las emociones encontradas a través de la música y que se examine sobre las maneras en la que éstas pueden ser conjuradas o exorcizadas. Presentándose a sí mismo como "un espacio para las formas más radicales de la expresión y las emociones disonantes", CTM 2017 comisionó proyectos especiales y diagramó un extenso programa diurno y nocturno que indaga los limites de la relación entre música electrónica y cultura popular de consumo masivo.
Dentro de la serie de conciertos nocturnos en Berghain que transcurrieron a través de estas noches convivieron y dialogaron las frecuencias intrusivas técnico-científicas del holandés Thomas Ankersmit con los colchones melódicos apacibles del multifacético compositor estadounidense James Ferraro, los harsh noise walls de la anti-música de Vomir con los arpegios impolutos del trance deconstruido de Lorenzo Senni (recientemente editado por el sello Warp) y el 2-step industrial con aroma a neblina londinense de Actress con los ambientes digitales envolventes del referente local Monolake.
Durante el showcase de Nueva electrónica iraní presentado por el festival Set de Teherán en el teatro Hau, el duo 9T Antiope hipnotizó al público asistente con su contraste armonioso entre fondos de intenso ambient noise y bajos analógicos mezclado con instrumentos tradicionales y vocales en inglés con reminiscencias de pop occidental; ciertamente un momento especial que simuló, por su inmersiva introspección y densidad, la escena de una película de David Lynch. Sorprendieron también las visuales orgánicas en alta definición procesadas en vivo por el artista visual Tarik Barri, reconocido mundialmente por sus trabajos con Tom Yorke, quien acompañó a su compatriota Sote en un proyecto que mezcla electrónica con instrumentos acústicos que ellos mismos denominaron "apocalipsis tecno persa".
En el Hau 2 se presentó el duo inglés Gazelle Twin, conocido por su oscuro pop industrial y por haber realizado numerosos trabajos para enormes marcas comerciales como Nike. En Kingdom come, su performance audiovisual, los artistas cantan mientras corren en cintas de gimnasio de espalda al público enfrentados a una pantalla gigante en la que desfilan imágenes de paisajes urbanos y situaciones de violencia social. La obra está inspirada, según ellos indican, en la última novela del escritor James Ballard que "explora el consumismo suburbano contemporáneo, el terrorismo y el avance de la extrema derecha a lo largo de toda Europa".
Entre las instalaciones presentadas cabe señalar Sol, de Kurt Hentschläger, una obra escalofriante montada en el inmenso Halle del club Berghain. En una oscuridad total guiado solamente por una soga, el visitante juega a enfrentarse con la pérdida de la especialidad y temporalidad tan característica de la fiestas techno. Un sol geométrico gigante de leds de colores ubicado sobre una de las paredes posteriores flickea periódicamente invadiendo la oscuridad absoluta y dejando entrever solo por momentos intersticios del espacio y de los demás visitantes que son transformados por la tormenta de luz efímera que produce una multiplicación de sombras sobre el suelo y las columnas gigantes de concreto. Requiere de valor soltar la soga guía y deambular por el espacio abandonado de referencias y se genera un vértigo particular a la hora de encontrar la puerta de salida.
La muestra presentada en la sala de exhibiciones Kunst-Quartier Bethanien, Constelaciones críticas de la audio-máquina en México, estuvo dedicada a trazar la historia y el estado actual de la electrónica en México y poner especial atención entre la producción de sonidos imaginarios, la tecnología musical y la lucha por la recuperación de la identidad histórica de este pueblo. Esta muestra extensa incluyó obras como la escultura de Angélica Castello, Magnetic islands, realizada enteramente con cintas de casette y dos radios mejicanas antiguas, el primer sintetizador mexicano hecho a mano por Antonio Russek en 1978 y la primer pieza mexicana de "sonido holográfico" concebida para arpa maya e impulsada por los algoritmos diseñados en 1980 por uno de los responsables del software Max MSP, Roberto Morales.
What do machines sing of? de Martin Backes
Una experiencia divertida si no inquietante fue toparse en el pasillo entre exhibiciones con la instalación del artista Martin Backes denominada What do machines sing of: un robot completamente automatizado que, con voz propia, interpreta la información de las partituras de reconocidos hits de los 90s. Estas canciones, diseñadas para provocar de forma infalible distintas emociones, se ven aquí sometidas al enrarecimiento evocado por lo que pareciera ser un intento sincero del autómata robótico en tocar el núcleo de dichas emociones transmitidas o inducidas a través de la música comercial.
Hubo además pobladas conferencias y workshops sobre Networking, hacktivismo y políticas de desarrollo tecnológico para artistas y académicos realizadas en la sede central de las oficinas de Native Instruments en el corazón del barrio de Kreuzberg.
Con la cantidad y simultaneidad de las presentaciones y actividades resulta imposible realizar más que un recorrido parcial del festival. El espectador queda con una experiencia propia y en muchos casos la sensación de haber generado hallazgos importantes y, ciertamente, esperando con ansias el anuncio temprano de la programación para el siguiente año.
Enlaces:
www.ctm-festival.de/festival-2017
facebook.com/pg/CTMFestival
Texto: Pablo Denegri
Artistas Relacionados:
Thomas Ankersmit
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James Ferraro
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Vomir
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Lorenzo Senni
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Actress
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Monolake
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9T Antiope
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Sote
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Gazelle Twin
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Kurt Hentschläger
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Antonio Russek
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Roberto Morales