FRANCO CINELLI B2B RICARDO VILLALOBOS
Encuentro histórico en Albania
Hace unos días en un remoto país se vivió un hecho con características históricas para la electrónica argentina. En el marco del festival Unum, que se realizó en las playas de Albania, el talentoso rosarino Franco Cinelli compartió la cabina en un back 2 back con la estrella mundial Ricardo Villalobos. Buenos Aliens tuvo la increíble oportunidad de viajar especialmente para vivir ese encuentro, y a continuación presentamos el relato de nuestro cronista.
Hubo varias emociones que marcaron el pasado fin de semana para un artista argentino. Llegar a un país tan remoto como Albania ya era todo un acontecimiento. Tocar en un festival rodeado de los nombres más interesantes de la escena, era otro. Pero el hecho de recibir la noticia que haría back 2 back con uno de los 3? nombres claves de la electrónica moderna, ya ponía la situación a otro nivel.
Esa fue la secuencia para Franco Cinelli. Con una gira de dos semanas que se inició con presentaciones en Bucarest y Mallorca, dejaba para el último tramo una maratón que incluía shows el viernes en Red58 (Barcelona), el sábado en Tresor (Berlin) y el domingo Unum Festival (Albania). En esta última escala, compartiría escenario con artistas como Ricardo Villalobos, Zip, Sonja Moonear, Mike Shannon y Tobi Neumann. Pero ese mismo viernes surgió una noticia que cambiaría radicalmente el panorama. Su sesión en ese evento, no sería una más. La info publicada en las redes oficiales decía que haría un back to back de siete horas, con el icono chileno.
Más allá de la sorpresa inicial, quienes seguimos la carrera de ambos artistas, sabíamos que era algo que en algún momento pasaría –ya habían compartido extraoficialmente decks en un after privado en Córdoba-. Es que, la escena europea de calidad hace ya más de una década que registra el trabajo del rosarino. Con una buena cantidad de giras por el viejo continente en las que supo desplegar su habilidad en las bandejas, sumado a su material discográfico que ha sido puesto por un sinfín de referentes. Entre ellos, Ricardo, quien desde hace tiempo no es tímido al demostrar la veneración y el respecto que siente por el trabajo de Franco.
Al enterarnos de esta noticia -y ante el hecho de estar en Barcelona-, desde Buenos Aliens, no dudamos en que debíamos embarcarnos en esta excursión tan particular junto a Cinelli, rumbo al desconocido destino de Albania.
Respecto al background reciente del país, con un pasado que lo tuvo involucrado en varias guerras, cambios de nombre y regímenes, la actual Republica de Albania muestra su nacimiento en el año 1991, luego de la disolución de la república socialista. Con una población actual de poco más de 3 millones de habitantes, se hablan un par de dialectos, entre ellos uno cercano al griego, y cuenta con una mayoría que profesa la religión musulmana.
Corriéndonos de la data dura, al llegar a este lugar que limita con Montenegro, Kosovo, Macedonia del Norte y Grecia, nos encontramos con paisajes y situaciones que tienen marcas de una posguerra no tan lejana. También, se percibe una mezcla muy peculiar de primer mundo y tercer mundo, y de costumbres occidentales, pero también orientales.
Uno de los principales atractivos que presentaba la primera edición de Unum Festival, era justamente lo exótico de la elección del lugar. Sabemos que la festivalitis europea está en sus niveles máximos, pero salirse de los países tradicionales, presentaba un desafío más que interesante, tanto para los organizadores del evento, como para el entusiasta público europeo que suele peregrinar a lo largo del continente en busca del “nuevo festival del momento”.
Situado a una hora de Tirana –capital del país y único aeropuerto internacional- el festival tomaría forma sobre la playa de Shengjin. El predio que vio acción desde el viernes a la tarde hasta la mañana del lunes, divido en 3 espacios: main, beach y pine stage. En este último, ocurriría lo que más nos importaba a nosotros. A unos 100 metros del mar, casi escondido entre árboles y un panorama más verde, que incluía pequeñas montañas en el otro lado de la visual.
Era la medianoche de domingo para lunes, y el reloj marcaba el inicio de las 7 horas que encontrarían cara a cara, a Franco y Ricardo. El primer tramo lo mostró al rosarino en solitario, poniendo las cosas a punto, sumando poco a poco, elementos y variaciones. No pasaron demasiados minutos hasta que como por arte de magia, apareciera repentinamente el chileno en la cabina. El calor se hizo presente, el público ovacionó y la intensidad que su aura manifiesta se apoderó de la cabina.
Después de haber presenciado shows de Villalobos en al menos diez ocasiones, tanto en Europa como en Sudamérica, tener en primer plano la dinámica que maneja a la hora de poner música, resulta al menos, impactante. Él está en todo, la gente no lo busca para hablarle, él los busca a ellos. Siempre está rodeado de amigos y artistas, y sus capacidades hacen que pueda estar acomodando un track, al mismo tiempo que, dispara una charla a un metro de distancia, y pide algo para tomar a la gente de la producción. Eso y bastante más, sin exagerar.
Y no podemos separar toda esta escena, del combo Villalobos. Villalobos es eso. Es editar tracks que parecen creados por un ser superior, es ser “desprolijo” en una mezcla del momento clave de un set. Esas cosas vienen con el combo, lo amas o lo odias. Pero es así, todo es parte de su encanto.
A partir de ahí, la construcción de la larga sesión que mostraría un nivel de entendimiento entre los artistas, similar al de dos que tocan juntos desde hace muchísimo tiempo, se fue direccionando con total flow, por matices y picos que incluyeron house clásico, minimal, deep, acid. Pero, un hecho que marcaría el destino de la jornada hizo su aparición pasada la segunda hora: el cielo dejaba caer sus primeras gotas. Una lluvia que nunca pararía y que intensificaría su fuerza con el pasar de la madrugada. ¿El elemento final para poner el factor épico de la experiencia? Si.
El poco territorio cubierto alrededor del stage no alcanzaba para resguardar a los presentes, pero eso no impidió que casi todos se queden en el lugar. El ritual de danza no cesaría por la lluvia.
Un momento único y a destacar del set se dio cuando ya apareciendo el día, empezó a sonar la voz de Gustavo Cerati, en una versión totalmente inédita. El track es parte de un proyecto en el que está involucrado el mismo Villalobos, y sobre el cual habrá noticias en el futuro.
Fugaz. Como llegó, Ricardo se fue. La lluvia ya era un factor de peligro para la seguridad de todos, y se decidió cortar el festival con aún un par de shows pendientes. Los que se quedaron en la ciudad durante el lunes, tuvieron revancha. Ya que se programó en el club de uno de los hoteles cercanos, una tarde/noche con el mágico Zip y Tobi Neumann, entre otros.
Una merecida e inolvidable experiencia para Franco Cinelli, seguramente no sea la última de este estilo. A la vez que vimos nacer un festival que tiene mucho por ofrecer en ediciones futuras, habiendo tenido un interesante punto de partida conceptual.
Enlaces:
Unum Festival
Instagram de Unum Festival
Instagram de Franco Cinelli
Texto: Damián Levensohn
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