CORONAVIRUS
"Conociendo la nueva normalidad"
Era el mes de marzo, cuando en Argentina se instauró la cuarentena, y las consecuencias de la pandemia comenzaban a mostrar trágicos resultados a nivel global. Esas primeras semanas hicimos notas especiales, analizando el estado de situación de nuestra escena. Entrando al mes de agosto, nos pareció el momento indicado para actualizar como sigue todo para uno de los rubros más perjudicados: la industria musical.
Asia y Europa, son territorios en los que la pandemia llegó un par de meses antes que a Sudamérica. Si bien existen características propias de cada lugar que hacen imposible una comparación, nos sirvió para tener un adelanto de la resolución de diferentes etapas que por estos lados recién iniciaban. Pasado el pico de contagios y con el verano haciendo su entrada, algunas ciudades volvieron a tener cierta actividad en clubs o fiestas al aire libre. En general, los resultados no fueron del todo auspiciosos…
En Japón y Corea, por ejemplo, luego de avances y retrocesos por rebrotes, actualmente solo abren algunos espacios con protocolos rigurosos de higiene. Mientras que, yendo a Europa, en Ibiza los clubs abren con una capacidad limitada -dividida en mesas- y sin posibilidad de baile. En Barcelona, luego de haber habilitado la actividad nocturna por unas semanas, la cuarentena volvió recientemente a la fase anterior, impidiendo la apertura de clubs. Situaciones similares se dieron en países como Francia y Reino Unido.
Berlin, que suele ser noticia por su intensa actividad clubber, vive una realidad en la que muchos de los clubs más tradicionales -como Sisyphos o Club Der Visionaere- se vieron momentáneamente reconvertidos en pizzerías o patios cerveceros, tratando de apaliar la acuciante situación financiera. Por otro lado, el Estado se hizo presente con apoyo económico a Katerblau, About Blank y Tresor, hecho que despertó las quejas de otros spots que fueron dejados de lado. Asi mismo, se destinó un subsidio para artistas y trabajadores freelance. A la par, hay registro de eventos open air de carácter ilegal que congregaron a miles de personas -estando habilitados solo en algunas zonas y con un límite de 300 asistentes-.
Teniendo ese panorama en las zonas geográficas que están adelantadas en unos meses a nuestra realidad, es momento de sumergirnos en lo que pasa por estos lados. En todo Sudamérica el acompañamiento estatal al sector viene siendo nulo. Con curvas ascendentes de contagios en casi todos los países, todo hace suponer que la espera tiene por delante bastante más. Con ese contexto, se registran fiestas ilegales en varios países. Como particularidad, en San Pablo, ciertos sectores de la escena armaron una “block list”, donde señalan a todos aquellos djs que son parte de este tipo de eventos.
En Argentina, se vive una incertidumbre generalizada. Si bien hay zonas del interior del país donde ya se puede ver actividad con djs en bares y restós -con capacidad limitada, reserva previa y horario reducido-, no parece que vaya a suceder mucho más que eso en los próximos meses.
Si hay algo que quedó más en evidencia que nunca, es la precariedad laboral que subyace a todos los trabajadores de la música. La falta de un grupo u organización que respalde los derechos de djs, productores y otros, se convierte en una pesadilla total ante la falta de apoyo gubernamental en un momento como el actual. La informalidad contractual es moneda corriente, haciendo muy difícil pensar en reglas claras y justas en el intercambio que se genera entre el artista y quien contrata su servicio. Por estos días, en Córdoba se está gestando la “Unión de Musicalizadores” de dicha ciudad, en lo que esperamos sea un primer antecedente que marque el camino.
El fenómeno que apareció como única alternativa para que los artistas desarrollen su tarea fue el streaming. Luego de la explosión y saturación, la cantidad de transmisiones fue disminuyendo, y si bien todavía son muchos más los podcasts y sesiones que se suben respecto a lo que pasaba pre pandemia, todo indica que cuando esto termine, solo quedarán realizando estas tareas aquellos medios y canales que lo hacen de manera profesional y no como método para mantener algún tipo de actividad o contacto con los seguidores. A su vez, si pensamos en este formato como ingreso económico, pareciera que todavía no se encuentra la mejor vía para llevarlo a la practica.
Cerrando este análisis, nos encontramos con un factor interesante que se impuso en tiempos de crisis. Bandcamp, la plataforma de venta de música con más crecimiento en los últimos años -y también la que permite una relación más directa entre artista y comprador- instauró que lo recaudado durantes los días viernes, vaya en su totalidad al artista o sello. Puede que no signifique tanto en números globales, pero parece un gesto valorable, acostumbrados a la dinámica desigual que suelen plantear las tiendas virtuales.
Nota: Damián Levensohn
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