ALEJANDRO MOSSO
"Componer sin pensar en el DJ tool"
Cada lanzamiento de Alejandro Mosso es una marca de calidad y evolución sonora. Con Surrender -su más reciente trabajo- cumple con eso, pero además plantea desde su formato y vía de publicación, una declaración contra las dinámicas actuales de la industria musical -que dejan en un lugar muy desfavorable al compositor-. Nos encontramos en una charla con el artista residente en Berlín, en la que desarrolla estos conceptos.
En casi dos décadas de carrera, Alejandro editó álbums y eps para destacados sellos como Cocoon, Hivern Discs y Third Ear Recordings. Con Surrender, eligió otro camino: una composición de 47 minutos sin cortes, solo en streaming sin descarga.
-¿Cómo abordaste Surrender desde lo creativo, para que terminara siendo una pieza con ese nivel de desarrollo?
La idea de componer una pieza musical continua de larga duración la venía desarrollando desde hace un par de años. Afortunadamente, en octubre de 2021 obtuve una beca del programa Neustart Kultur aquí en Berlín, que me permitió concentrarme en un proyecto tan complejo como este durante unos meses.
Después de muchísimos años componiendo música de club en el clásico formato de track de 6-8 minutos, con todas las limitaciones que presenta en cuanto a estructura y expectativas: intro, break, drop, outro, etc… Tenía ganas de probar algo diferente. Componer música de club sin pensar en la estructura clásica del DJ-tool, me permitió desarrollar una narrativa musical más expansiva o extendida, en la cual los elementos clásicos de un track se distribuyen a lo largo de 15 o 20 minutos en lugar de 6. De alguna manera es también un testimonio de mi Live Set, en el cuál intento organizar y combinar mis producciones e ideas musicales en una historia más larga, con foco en la fluidez.
En los 47 minutos se pueden quizás distinguir unas diez u once ideas que podrían haberse convertido en track individuales, pero que fueron adaptadas y trabajadas en contexto con el resto para lograr fluidez y homogeneidad. A través de todo el proyecto creo que se percibe una cierta similitud en cuanto a texturas, profundidad y espectro sonoro. En general, he intentado no abusar de las frecuencias agudas para no cansar el oído, y lograr transiciones delicadas que no demanden permanentemente la atención del oyente. Es un disco para escuchar sin apuros, quizás de manera introspectiva y para dejarse llevar, pero sin nunca abandonar un beat constante, cálido e hipnótico.
-Planteas algo novedoso al no vender el lanzamiento y solo ofrecerlo en escucha ¿Cómo llegaste a esa decisión? ¿Cuál es tu análisis de la industria musical y el lugar que ocupa el artista en ella?
Las razones detrás de esta decisión son básicamente dos. Por un lado, era muy importante para mi editar esta pieza en un formato que permita una escucha sin pausas, sin cortes y sin distinciones entre secciones o tracks, esto reduce considerablemente las opciones. Luego comencé a pensar en los problemas que un release de 47 minutos continuos de música presentaba a la hora de vender, promocionar y hacer accesible la música para DJs.
Después de varios dolores de cabeza, mi perspectiva cambió radicalmente y me pregunté: ¿Por qué tener que adaptar y modificar un proyecto de estas características con el objetivo de que algún DJ quiera tocarlo? ¿Qué sentido tiene siempre doblegarse a este formato de nuestra escena que termina perjudicando a productores y live performers como yo? ¿Por qué no editar esta música simplemente como fue intencionada (sin cortes) y ponerla a disposición de toda la audiencia de manera accesible (streaming)?
Desde mi punto de vista, en los últimos 10 o 15 años, la escena de la música electrónica ha estado distribuyendo porcentajes cada vez mayores de sus ganancias a DJs estrellas e intermediarios en detrimento de los productores de música que crean el contenido que se escucha, pincha y comercializa. Este desequilibrio en la distribución de la riqueza generada por la industria presenta no solo un problema ético claro y evidente, sino que está devaluando cada vez más la imagen, la reputación y la sostenibilidad de la escena en su conjunto.
Los artistas invertimos gran esfuerzo, habilidades y recursos para crear música interesante y con un sonido profesional, que luego se vende por cantidades insignificantes de dinero. Luego, esta música es “tocada” por celebridades DJ por miles de dólares que nunca llegan al creador original de la música.
Como creador de música, y sobre todo como live performer, a veces me pregunto: ¿Por qué vender la música, el fruto de nuestro trabajo, justo antes de alcanzar su principal oportunidad de monetización (es decir, la performance)? En un intento por reequilibrar la distribución, tal vez deberíamos conservar nuestra música, no venderla, y seguir siendo los únicos agentes exclusivos de su interpretación y monetización; ofreciendo solo la experiencia de nuestra música por una tarifa: ya sea en un ticket para el Live show del artista original o en una tarifa de streaming para escuchar en casa.
Y esa es la segunda razón por la cual decidí editar este proyecto exclusivamente en streaming. Y en particular en Spotify, que, a pesar de su sistema completamente injusto de distribución de regalías, es el único que no ofrece (al día de hoy) acceso a su catálogo para las aplicaciones de streaming DJ.
-Teniendo en cuenta los muchísimos años de residencia y el profundo conocimiento que tenés de Berlín, me interesa tu visión sobre el rol del Estado apoyando al arte y los artistas.
La verdad que antes de la pandemia no estaba muy informado de las oportunidades que ofrece el Estado alemán y en particular la ciudad de Berlín respecto a apoyo económico para proyectos culturales y artísticos. Claro que sabía de su existencia e importancia, pero nunca me había informado personalmente ya que con mi música he podido ganarme la vida relativamente bien en el mercado abierto sin necesidad de apoyo público (claro que esto sólo es posible en un país y continente donde hay oportunidades).
Con la llegada de la pandemia debo decir que el Estado alemán y quizás aún más la ciudad de Berlín reaccionaron de manera súper expeditiva, ofreciendo ayuda económica a todos los trabajadores independientes, sobre todo en el ámbito cultural y artísticos que fueron particularmente afectados por la cancelación de eventos.
Además de las ayudas inmediatas, se crearon múltiples programas nuevos o se ampliaron programas ya establecidos pre-pandemia, para mantener la actividad cultural, ya sea en forma de becas de producción, financiación de proyectos o programas educacionales. Surrender fue financiado por el programa Neustart Kultur (un fondo cultural creado durante la pandemia) a través de GVL (sociedad para la explotación de los derechos auxiliares de autor).
Debo reconocer que, gracias a este programa y otros similares, tanto yo como la mayoría de artistas independientes que conozco en la ciudad de Berlín han podido sobrellevar de alguna manera esta situación muy delicada. Por supuesto que nada es perfecto y algunas cosas podrían ser mejores, más rápidas o eficientes, pero en general la respuesta estatal ha sido admirable.
Entrevista: Damián Levensohn
Enlaces:
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