SEBASTIÁN GUAJARDO
"Una fiesta techno es genial, pero ¿Diez con la misma propuesta?"

Entrevista MIE 10 ABR 2024

A casi 20 años de su nacimiento, Namunkurá es un ciclo fundamental para el underground porteño. La fiesta house y queer supo adaptarse a los diferentes momentos de la escena, manteniendo una identidad inconfundible. Nos encontramos en una charla con su creador, Sebastián Guajardo, en la que analiza de forma precisa la historia, presente y contexto del proyecto.

Namunkura Sebastian

- ¿Cómo surgió la idea de crear el ciclo?

Estábamos atravesando la época post Cromañón: clubes cerrados, clausuras sorpresivas. Y en el medio estábamos los que nos gustaba salir a bailar, sin saber a dónde ir, sin saber si nos iban a cortar la fiesta en plena noche.

Todo eso generó una falta de espacios alternativos, porque los únicos que podían abrir eran los clubes que tenían el dinero para enfrentar las remodelaciones y habilitar. Así fue que se nos ocurrió probar qué pasaba si traíamos de alguna manera ese espíritu que también había desaparecido con la llegada del nuevo siglo (A lo cual Dr. Trincado bautizó: “editar los 90s”).

- ¿Cuáles creés que son las claves para haberse mantenido vigentes durante tantos años?

Para mí, lo principal es que me encanta hacer Namunkurá. Vivo casi para eso. Pienso en retirarme y no puedo, aunque no siempre me traiga satisfacciones. Es un rubro que te está dando razones constantes para que abandones, así que si no lo haces por vocación desistís.

Después hay otro tema importante que es renovarse, estar en contacto con las nuevas generaciones, los cambios en la manera de comunicar, de entender la fiesta. Imagínate que no es la misma gente la que venía en 2005 que la que viene hoy (Algunos estaban naciendo cuando Namunkurá empezó).

- ¿Cuáles son esas dificultades -o no satisfacciones como mencionás- que aparecen habitualmente a la hora de organizar eventos?

La principal dificultad es económica: cuando empezas a sumar, el presupuesto se va por las nubes y tampoco es justo trasladarlo al valor de las entradas porque no todo el mundo puede costearlas. Empezas a prescindir de cosas y eso se siente como un fracaso.

La otra es que en Argentina no podés proyectar porque estalla una crisis y todo lo que tenías organizado se desploma. Trabajar así es muy agotador. Es pilotear sobre la marcha constantemente.

Namunkura pista

- Metiéndonos un poco más en profundo ¿Cómo fuiste adaptándote a los cambios que se fueron dando en la manera de comunicar?

Me interesa actualizarme por una cuestión personal. Nunca sentí que me pasaba por encima un tsunami digital mientras yo seguía repartiendo flyers impresos por los locales de la Bond Street. ¡Ojo! Que soy de esos que coleccionaban tarjetas y las guardaban en una caja, pero necesitas adaptarte porque sino, no llegas al objetivo.

Antes la salida exigía un ritual: el sábado ibas enterándote de lo que pasaría el fin de semana siguiente, entre semana pasabas por lugares estratégicos para conseguir la información, las invitaciones, las revistas, etc… Era todo más social. Hoy lo social no necesariamente tiene que ver con el contacto físico y se perdió emoción.

Namunkurá empezó comunicando de boca en boca, por teléfono, Fotolog, My Space, mail y así hasta llegar a las redes sociales de hoy. Es maravilloso poner una publicidad en Instagram y que le llegue a alguien que de otra manera no se enteraría. Eso sí es algo que nos facilita mucho el trabajo y da buenos resultados.

- ¿Cuál es tu análisis sobre la escena nacional electrónica?

Yo veo que la gente sale más para crear contenido que para bailar: ¿Cómo podés estar en una pista con un tipo al lado tuyo haciendo un Tik Tok? ¡Es ridículo! Entonces se empieza a degenerar la razón por la que estás ahí y ya no importa nada. De esa falta de interés se nutren las productoras y te ofrecen un espectáculo visual que obviamente es hermoso, carísimo y que te deja una experiencia efímera que termina cuando en 24 horas desaparecen las historias de Instagram.

En cuanto a la escena independiente, ahora todos flashean Berlín: Techno, luces rojas, sadomasoquismo. Un plomo. Me escriben Djs pidiendo que los tenga en cuenta porque les gusta poner house, pero que los organizadores les piden techno porque es lo que vende. Y el Dj como cualquier otro artista necesita trabajar.

Es un tema muy argentino querer imitarnos entre sí. Una fiesta techno es genial, pero ¿Diez con la misma propuesta? Hay mucho talento, pero falta animarse a ofrecer otra cosa, porque también es cierto que en un momento el público se cansa y no regresa.

Namunkura Cabina

- Hablando de lo efímero de las modas, ya viste pasar varias ¿Cuáles crees que suelen ser los tiempos que duran y la razón que les suele dar un fin?

Nos sometemos demasiado a las modas. En 2005 era todo Creamfields, silbato, ir a los festivales electrónicos como quien va a la cancha. Esa moda se terminó porque cuando metes los códigos del fútbol en una escena que es por naturaleza pacífica y diversa, el contraste hace que detone.

Después llegó el auge de los fotógrafos influencers (Tipo “The Cobra Snake”). Acá tuvimos los nuestros y me acuerdo que había un par de fiestas donde la gente iba a ver si el fotógrafo los elegía. Ese era el gran premio, y si no te elegía era la gran humillación. Se terminó cuando la gente se pasó al bando de las selfies y porque surgieron más fotógrafos que modelos.

Hoy es un poco lo que comentaba anteriormente: Berlín, arneses y techno en la escena alternativa, y para el mainstream volvió la mesa, pagar una mesa en un vip como en los 90s.

Pueden durar más o menos tiempo, pero todas las modas terminan cuando saturan por repetición.

- ¿3 momentos clave, de quiebre, en el recorrido de Namunkurá?

1) Cuando Towa se inició como Dj: si mal no recuerdo habrá sido alrededor del 2009. Estábamos en unas fotos, y Towa empezó a musicalizar desde su mp3. Ahí nos dimos cuenta que tenía un potencial para la selección de música. Conseguimos una escuela de Djs como sponsor y a cambio del logo en nuestros eventos, fue becada y aprendió la parte técnica. Al poco tiempo ya era nuestra residente.

2) Llegada a Requiem: en diciembre de 2012 decidí bajar la persiana de Namunkurá.
El motivo básicamente fue el mal manejo que tenían los dueños de los locales.
El 2013 fue un año en el que tuve mucho trabajo, se enfermó Charly Darling, nuestra Drag emblemática y amiga, y todo me hizo caer en la cuenta de que había tomado la decisión correcta.

Con el correr de los meses y casi de casualidad, volvimos a frecuentar Requiem después de muchos años. Ahí trabajaban Magoo y Eduardo (L´Inspecteur) y junto con Pablo, el dueño del lugar, nos empezaron a agitar para retomar el ciclo. Nos convencieron cuando reinauguraron la pista B. Así que en marzo de 2014 estábamos desembarcando ahí y seguimos hasta el día de hoy.

Lo mejor de todo es que encontramos un grupo re lindo, que nos permite crear, apoya lo que hacemos y nos confía el lugar como si fuera nuestro.

3) La Pandemia: esos dos años fueron bisagra. En nuestro caso sirvió para armar un plan más concreto, porque veníamos muy dispersos y poco profesionales. Nos obligamos a ponernos firmes en algunas cosas que ni a nosotros nos convencían, como cobrarle la entrada a todo el mundo. Pero haber modificado eso nos ayudó a generar más trabajo, darnos algunos gustos (ambientaciones, luces, pantallas) y de ese modo poder competir un poco más en una escena que se venía con todo y con una concurrencia más exigente, que te demanda un producto de mejor calidad, lo cual está buenísimo.

Entrevista: Damián Levensohn

Enlaces:
Namunkurá en Instagram

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