SÓNAR BUENOS AIRES 2015
Versión deshidratada

Finalmente, pasó otro festival masivo por Buenos Aires. En la previa las expectativas por encontrar algo diferente, superador a lo que estamos acostumbrados por estos lados, eran muchas, pero el resultado decepcionó. Sónar, la marca de festivales con mayor prestigio alrededor del mundo desembarcó en Argentina y te contamos como lo vivimos nosotros, momento a momento.

El primer paso a superar en todo evento grande es el ingreso, en ese sentido todos aquellos que habían adquirido anticipadamente un lugar en el estacionamiento, señalaron lo difícil de encontrar que era el mismo. Y los que no tenían espacio reservado, tuvieron que acomodarse en una zona que no estuvo convenientemente preparada para recibir tanto flujo de autos, y mucho menos un día hábil en hora pico. En cuanto al ingreso peatonal, si bien no mostró demoras en general, resultó más que extraño la inexistencia de todo tipo de cacheo, claramente no estamos a favor de los abusos que muchas veces comete el personal "buscando objetos peligrosos", pero la ausencia total de un control también resulta, al menos, llamativa.

Si hablamos de pasos y caminatas, no podemos dejar de comentar lo que pensamos cuando comprobamos la peculiar disposición de los diferentes escenarios. El espacio principal (de grandísimas dimensiones) ocupado por el main stage (SónarClub), estaba rodeado por los diferentes puestos de comidas, barras, estudios móviles de las radios oficiales y demás merchandising. ¿Dónde estaban los otros 3 stages? Lejos, bien lejos, encontrarlos resultaba casi un acertijo dada la pobre señalización.

La lluvia, que sólo apareció durante las primeras horas del festival, generó uno de los gratos momentos del mismo, ya que la gente que ya habia ingresado se refugió en el SónarHall (que en realidad, es el Centro de Convenciones Presidente Arturo Frondizi), donde se disfrutó del set de Leandro Fresco de un modo muy particular e inesperadamente acogedor.

Enfrentado al mismo estaba el SónarVillage, un espacio al aire libre donde el escenario formaba una especie de U que abrazaba a toda la pista. Pudimos escuchar a Diego Ro-K, quien preparó el ambiente para el cada vez más nutrido público que colmó el lugar para ver a BBS Techno, interesante alter ego electrónico de los Babasónicos. Luego de ellos vendría el dj set de Pional, pero lamentablemente para ese momento toda la gente que habia ocupado ese lugar se retiró, dejando al español frente a una pista casi vacía, lo que deja a las claras que el tipo de público concurrente no parecía ser muy amante de los dj sets. O, quizás, que el armado de line up mezclando alternadamente djs con bandas, no parece ser muy adecuado.

Mientras tanto, en el escenario principal sonaba Hot Chip, que no defraudó a sus seguidores, haciendo un contundente show, que cerró con su versión del clásico ochentoso Dancing in the dark. El sonido nos pareció insuficiente, algo que se repitió a lo largo de todo el festival en ese espacio.

Ya sumergidos en el sentimiento festivalero (o algo así), nos adentramos en el Sónar Hall para el show llamado Double Vision: Atom TM + Robin Fox, live que presenta ese tipo de música que asustaría a niños, ancianos y gente en general no predispuesta a ampliar su percepción. Glitch, ruido y ambientación de parte de un par de viejos exponentes de la experimentación, mezclando audio con video y lásers. Sin dudas, fue, para nosotros, el momento más "Sónar" del festival.

Tras ellos, vendría uno de los artistas más nombrados por estos días en Europa: Evian Christ, un joven inglés que presenta un show audiovisual de alto impacto, nutrido de sonidos como el bass, hip hop y trap. Luego de acondicionar el escenario con las pantallas requeridas, se hizo evidente que existía algún tipo de problema, el show se retrasó y varios asistentes yendo y viniendo no presagiaban lo mejor. Hasta que vimos como los asistenes retiraban las pantallas de video. Así, finalmente, Evian apareció en escena a oscuras (la producción no consiguió los cables que el artista requería para la parte visual de su show). La inesperada situación terminó en que se llene el espacio de humo -en cantidades poco saludables- y una sobredosis de flash, generando una experiencia incomoda, insoportable, así nos quedamos sin poder disfrutar de uno de los pocos artistas realmente "jugados" que el evento presentaba.

A la salida, visualizamos un tumulto detrás de un matorral, y descubrimos el SónarPub, una pequeña carpa casi escondida, donde pudimos ver a los Festa Bros, rodeados de varios festejantes bailando con alegría, y luego a Chancha Vía Circuito, quien hizo su siempre valorable mix de música autóctona y electrónica, y asombró a algún que otro desprevenido que pasaba por el lugar.

Luego varias horas dentro del predio, nos dispusimos a lo obvio, comprar bebidas, ¡Hola caos! En primera instancia, el sistema era el menos práctico, adquirir un suministro implicaba realizar 3 colas diferentes, todas ellas largas debido al poco e ineficiente personal. Pero los inconvenientes no quedaban ahí, al llegar a la tercera y última parte del trámite te enterabas que el stock de agua se había terminado (a las 21hs), teniendo como única opción latas de gaseosa caliente. ABC: fiesta electrónica, agua, deshidratación, reducción de daños… Sí, los organizadores se perdieron esa clase!

El plato fuerte de la noche, sin dudas, pasaba por la presentación de The Chemical Brothers. El show se retrasó una hora, tiempo en el que Dj Tennis tuvo que estirar su set, demostrando la habilidad de un dj de casamiento para entretener a los muchísimos miles de oyentes que tuvo en esa pista ansiosa por los referentes del big beat. Al comenzar el show, nos percatamos que los problemas técnicos se volvieron a hacer presentes. Más allá de la poca contundencia y potencia del soundsystem, la parte visual -súper importante en este caso- quedó a mitad de camino, ya que supuestamente por culpa del viento no pudieron conectar buena parte de las pantallas. El repertorio de los hermanos químicos mostró sus inagotables hits, pero también algunos tracks de su reciente álbum, que están más cerca de la formula EDM de Above & Beyond, que de algo innovador como nos acostumbraron en décadas pasadas.

Ya con buena parte de los veinte mil asistentes dejando el predio, el main stage quedó para Brondinski y Modeselektor, cada uno con su habitual personalidad sonora, dejó en claro como ser ecléctico y no perder la línea en el intento.

Más allá de las desprolijidades técnicas y retrasos generales del line up, vale mencionar las performances de otros artistas como Recondite y Gorgon City, así como también las merecidas apariciones de talentos locales como Djs Pareja y Jay West.

Párrafo aparte, no podemos dejar de mencionar como fue nuestra experiencia en lo previo con los encargados de prensa. Damos fe que los responsables de esta tarea en el evento madre de Barcelona (festival que cubrimos en un par de ocasiones con corresponsales acreditados), se manejan de una manera súper profesional, respondiendo mails al instante y dando trato privilegiado a todos los medios especializados. En Buenos Aires, nos costó que los encargados de prensa locales nos respondan aunquesea un mail.

En conclusión, la sensación que nos queda es que no nos sorprende que una vez más en Argentina se use una marca para reproducir todo (o casi todo) de muy mala manera. En este caso, y teniendo en cuenta que en lo previo se vendió a Sónar Buenos Aires como un evento fiel, supervisado por sus creadores, nos quedamos con un sabor amargo (y con la boca seca), pensando que la única chance que tenemos de vivir la real experiencia festivalera, es cruzando el océano.

Texto: Damián Levensohn y Dante.