CATNAPP
La rompe
Para nosotros no es una novedad el éxito de Catnapp. Ya con una sólida carrera en nuestro país, decidió instalarse en Berlín y comenzar de cero. En unos pocos años, logró convertirse en la nueva figura de Monkeytown -el sello de Modeselektor- y girar intensamente por los principales festivales del mundo. Aprovechando la salida de Break, su nuevo disco, nos encontramos vía teléfono -océano de por medio- en una charla que nos invita a conocer su inmejorable experiencia.
-¿Cómo se dio que muevas tu residencia de Buenos Aires a Berlin?
Cuando vine a Europa no estaba segura de quedarme en Berlín, no sabía cuál sería mi destino exactamente. De hecho, pensaba que iba a vivir en Londres. Armé una gira por diferentes países para conocer las ciudades. En Londres me quedé 10 días y no lo sentí, la gente está en un modo “demasiado amigable”, cuidadoso, rozando lo falso. El clima tampoco me cerró.
A Berlín llegue un mayo, todo floreciendo, empezando el calor. Además, había muchos amigos de vacaciones, así que fue una bienvenida súper amena. Las fiestas a las que fui fueron todas increíbles. Decidí quedarme instantáneamente.
-Pero el invierno en Berlín también es complicado…
Si, acá el invierno es la muerte total. Sin darte cuenta, de repente no te sentís bien. Me sentía deprimida. Y claro, es de noche a las 4 de la tarde… El frio es lo de menos, el problema es la poca luz de día que hay. Pero así y todo, Londres es peor, más gris.
Igual, el primer invierno zafé porque me fui a la RBMA en Chile. Me escapé la mitad del invierno, tuve una recarga de calor y volví. En el segundo también, me fui tres meses a Argentina, y en el tercero -que fue el reciente- estuve acá. Y si, es muy duro. El ser humano necesita del sol, la luz. Sino estás débil, cansada. Pero bueno me voy acostumbrando.
-Muchos artistas aprovechan el clima y deciden encerrarse en el estudio a producir ¿A vos te funciona eso?
Soy muy sensible al clima. Si hace calor puedo producir, puedo quedarme en casa con el ventilador y estoy de buen humor. Pero si hace frio me cuesta un montón, para mi esa técnica de encerrarse en el estudio no aplica. Pero, este año tuve que hacerlo, ya que tenía el deadline para entregar el disco. Y el invierno fue el único momento para hacerlo.
-¿Cómo fueron los primeros pasos para instalarte en una escena nueva para vos?
Cuando llegué vivía con mi amiga Lu Damiao -fotógrafa-, hicimos un power team y empezamos a trabajar juntas. Haciendo fotos, craneando ideas para armar fechas. Me ayudó con un par de contactos y empezamos a buscar pequeños lugares para hacer eventos. Por ejemplo, armamos un evento en una mini galería del tamaño de mi habitación (y mi habitación no es muy grande), alquilamos equipos, montamos una mesa e invitamos a otros artistas. 100% organizado por nosotras, en un mini espacio, sin cobrar entrada, poniendo plata para hacerlo… Es lo que hay que hacer. Y así, fui tocando en lugares chicos, uno tras otro. Empecé de cero, porque nadie sabía quién era yo. Fue un lindo proceso.
-¿Cuándo empezó a girar la rueda?
Vas conociendo gente. Tocaba en tal barcito y de repente venia alguien que hacia eventos en otro lado, y asi. Es cuestión de mantener las redes activas, todo con vida. Tener muchas ganas por sobre todo. Yo siempre tuve muchas ganas de hacer esto.
Después, empecé a trabajar en un club -Chalet- de sonidista, ahí conocí más gente. Entre otros, a un argentino que le decimos Camisa, él me consiguió el contacto para tocar por primera vez en un lugar de los respetados, Urban Spree. Se fue dando todo sin booker, sin agente, yo manejándome a mi propio paso.
-¿Te significó una ventaja llegar con una carrera ya hecha en Sudamérica?
No conoces la escena, no sabes quién es quién, que club ocupa cual espacio. Tus amigos no están, tus contactos no están. La ventaja que tenés de venir con algo armado de otro lado es que tenés un curriculum para mostrar. Tu carrera ya existe, pero no es que te conocen.
-El momento de quiebre se dio cuando iniciaste la relación con Monkeytown...
Por ese entonces, trabajaba en el guardarropa y la caja de otro club, Ohm. Ahí, Monkeytown hacia su fiesta cada mes, si tenía la suerte de terminar temprano de trabajar, iba a lo que quedaba de fiesta. Una de esas veces fui a tomar una birra a la barra y me puse a charlar con un chico que terminó siendo el tourmanager de Modeselektor. Hablamos, hasta que me dijo pasame la música que haces. Pensé que lo decía por decir y que jamás lo iba a escuchar nadie. Pero, mandé y les gustó. Saqué el primer EP en marzo de 2018.
Cuando me ofrecieron hacer el deal, yo estaba en Argentina -febrero- y me dicen: "Va a salir el EP en marzo". Volví, fui a la oficina a reunirme con la label manager y ahí los conocí a ellos. La presentación fue: “me dijeron que te gustan los gatos, mira esta es mi gata, va a tener gatitos”. Me ganaron al instante, jaja. Son muy buena onda, divinos.
Me llevaron al estudio, me sentaron en una silla y pusieron temas inéditos de ellos. No lo podía creer, sentada con uno a cada lado. Fue un momento re lindo.
Cuando empecé a trabajar en el disco nuevo, hicimos un tema juntos. Un día fui a la oficina y Gernot me dice: “¿Queres que te pase unos beats para el disco?”. Así nació el track The Mover.
-Me pareció muy interesante el video de The Mover ¿Qué me podes contar sobre la realización?
Todo partió de la idea de filmar a dos cámaras el tema en un show. Llamé a Lu Damiao y a Juan Vasquez -un amigo uruguayo que vive acá-. Lo filmamos, Juan lo editó, me llama un día y me dice: “ayer en un boliche tuve una idea increíble para el video”. Se le había ocurrido hacer una convocatoria abierta a artistas 3d, artistas visuales, glitch, etc. Armar como un cadáver exquisito dándole 12 segundos del video a cada artista seleccionado para que destruyeran a su gusto.
-¿Cuándo surgió la idea de hacer Break?
En una reunión hablando sobre el futuro, me preguntaron si quería hacer otro disco, les dije que sí, claro. Tuve mi primer deadline, que era febrero y estábamos en agosto. Era montón de tiempo, me fui de vacaciones, pasé tiempo relajada, pensaba que ya re tenía los temas. Cuando volví de en octubre/noviembre escuché los temas que tenía y me parecía todo una mierda. En 4 meses tenía que hacer un disco entero. Por primera vez alquilé un estudio, salí del cuarto para producir.
Me encerré en el estudio y en un mes lo terminé. Perdí la noción del tiempo y no hablo de drogas, sino de estar encerrada 24 horas. Levantarme siete de la mañana, ir al estudio y quedarme hasta las nueve de la noche. Ni siquiera es que estaba todo el tiempo haciendo música, el 30% estaba llorando en el piso, pensaba “yo no estoy hecha para esto”, o hablaba con mi mama, que me bancaba. Fue intenso.
-¿Era tal vez el vértigo de estar donde siempre quisiste?
Es una inseguridad conmigo misma, de no ser lo suficientemente buena en lo que hago, y eso es algo que voy a tener en todo siempre creo. Sumado a un deadline, sumado a que es para un sello tan importante. Era una pila de stress, tenía que hacer algo merecedor de este sello.
Pero al final, todas las cosas que quería decir con el disco, las dije. El tipo de música que quería hacer lo hice. Quedé muy satisfecha con el resultado, más allá del torbellino de emociones que fue realizarlo.
-Últimamente en la escena se habla mucho de casos de stress, ansiedad extrema ¿Cómo te llevas con ese lado de la vida?
Trato de concentrarme en seguir mi camino, seguir mis metas. No mirar tanto a los costados, ni prestar atención a lo que diga le otro. Siempre se tiene en cuenta críticas constructivas que sirvan, pero trato de no distraerme en eso.
-Volviendo al disco, siento que el sonido mantiene cierta esencia de tus trabajos iniciales…
Estoy contenta que se siga escuchando la Catnapp de hace 10 años en el disco reciente. Es mi estilo y es lo que me define. Siempre me costó mucho mantener una identidad, me gustan muchas cosas y voy probando. Soy bastante poco nerd en cuestiones de ponerme a ver como mezclar mejor, como masterizar, como lograr el snare perfecto. Así que muy consiente la evolución no la hago, pero supongo que a lo largo del tiempo de hacer música, hay cosas que se fueron mejorando. Si escucho un track de hace 10 años me pongo contenta que el de ahora suena mejor, pero también me gusta el de hace 10 años.
-Entre muchas presentaciones, hace poco fuiste parte de la fiesta por los 10 años de Monketown en Berghain ¿Cómo es tu vivo actualmente?
Volví a tocar con selector, como cuando empecé que tocaba con Loder. Se llama Maite es argentina. Me pone súper feliz volver a tener la dinámica de compartir el escenario con alguien. El show en Berghain fue con ella, fue muy emotivo participar de un evento así, en ese lugar, con el sello y tremendos artistas. El sonido es demasiado grande, demasiado reverb, demasiado todo, no está hecho para lives. Soy una enferma de la perfección técnica entonces esas cosas me ponen nerviosa, pero a nivel emocional fue un re lindo momento.
-¿Cómo te llevas con la gira constante, los aeropuertos, hoteles, etc?
Me encanta viajar y viajar bien acompañada. Con Maite y con Modeselektor también, que viajamos un montón, porque además de mi gira, yo me sumo a la gira de ellos para cantar el tema que tenemos conjuntamente en vivo. La gira con ellos es espectacular, porque son un grupo de personas increíbles, muy profesionales, muy alegres, positivas. Somos unas nueve personas, es una experiencia que no creo se de así en todas las giras de grandes artistas.
Me siento muy afortunada. A veces no dormís, o dormís una hora, hay que probar sonido y recién dormís un poco a la tarde para despertarte e ir al show y volver a viajar. Pero con la gente indicada es muy disfrutable. Este es el primer fin de semana libre que tengo, ayer era un reflejo de: tengo que ir al aeropuerto, armar la valija. Chequé el calendario y no, no tenía que hacer nada.
Enlaces:
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Entrevista: Damián Levensohn
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