ANDY ZAINA
Nuevos modelos organizativos

Andy Zaina es el responsable de Aurora Festival, evento que mostró un par de ediciones presenciales en las montañas de Mendoza, y que recientemente tomó forma con un novedoso formato virtual. Con un enfoque cooperativo y alternativo al modelo de organización tradicional, nos encontramos con un interesante testimonio y experiencia, que pretende marcar nuevos paradigmas de organización artística.

-Recientemente realizaron una edición virtual de Aurora ¿Cómo fue el proceso de transformación a ese formato?

Fue una experiencia absolutamente desconocida, no había antecedentes de los cuales valernos a la hora de crear una plataforma propia que nos permita stremear tres escenarios en simultáneo y generar otras secciones relacionadas a todo lo que el visitante experimenta en la edición terrenal.

Programamos 140 artistas entre músicos, artistas visuales y workshops. Trabajamos en paralelo con colectivos de arte, productoras y amigos de trece países distintos para generar contenido en tres días de festival. Fue un trabajo que no podría haberse realizado sin el apoyo de nuestra comunidad y de todas las personas que edición tras edición se van alineando con esta nueva dinámica de producción y visibilizacion de artistas –dado que somos un festival emergente-.

Al trabajar de manera remota, facilidad que te brinda el mundo digital, se generó algo muy hermoso en el line up, podías leer nombres de artistas reconocidos mundialmente al lado de artistas emergentes del interior del país. Cada uno nos dio la posibilidad de ver paisajes y ciudades de distintas partes del mundo, mientras en paralelo los visitantes conectados interactuaban en salas de video llamadas a través de nuestro foro.

Salvo el desgaste físico, me animo a decir que muchos lo vivimos como un festival terrenal, revisando los horarios y recorriendo galerías de arte, cinematografía, un bar digital, incluso ser atendidos en vivo por especialistas de la salud en la sección de prevención y disminución de riesgos. En lo personal, la satisfacción más grande fue haber logrado la cooperación de los grandes artistas de Argentina y otras partes, para que los emergentes tengan visibilidad, tenemos varias misiones sociales desde el festival, la inclusión es una de ellas.

Ale Castro en su set para la edición virtual 2020 de Aurora.

-Pasado algún mes ¿Cuál es el balance que hacen?

El aprendizaje fue enorme y sumamente positivo, ya estamos en camino hacia la edición del 14 de diciembre en el marco del eclipse solar que habrá en nuestro país, será una edición muy especial en un contexto único que nos ofrece la naturaleza. Hemos decidido darle un sentido más profundo en la búsqueda de la reflexión sobre varias problemáticas que enfrenta la humanidad, desde los asuntos climáticos, al racismo, pasando por la violencia de género y la reivindicación de los pueblos originarios. Levantaremos señal desde varios puntos del país por donde pasará el eclipse y tocaremos estos tópicos que te comentaba desde el arte, la música y la reflexión.

La gran novedad para esta edición, es que, dada la idiosincrasia sudamericana de nuestro festival, sumado a las repercusiones de la edición anterior, Aurora del Eclipse será comunicado y comercializado en todo el mundo a través de la plataforma británica especializada en festivales más importantes del mundo, festickets.com. Hemos firmado un convenio por las siguientes ediciones, para hacer crecer nuestra plaza a través de la venta de paquetes para que visitantes de otras partes del mundo vengan a las montañas más altas de América y entren en contacto con nuestras raíces, música y arte, cuando volvamos a un plano terrenal.

-Tuviste la chance de ir a varios festivales alrededor del mundo que están en la línea de lo que plantea Aurora ¿Cuáles son los aspectos fundamentales que quisiste plasmar en el festival de esas experiencias que tuviste?

Hace seis años conocí en un festival de indonesia al colectivo alemán Bachstelzen, ellos tienen el Garbicz Festival -al sur de Polonia- donde 30 mil personas acampan durante 6 días. Lo mismo sucede con el Fusion Festival donde 100 mil lo hacen durante una semana, en una ex base soviética en Lars, Alemania. Trabajando con ellos entendí una dinámica de producir distinta a la que normalmente vemos en esta parte del mundo, que está más influenciada por la escena ibicenca o la de Miami. Son estructuras más horizontales y colaborativas, donde el público es parte de manera activa de la construcción del festival, se vive de otra manera, tal vez con un mayor sentido de pertenecía, el público crea espacios e instalaciones que otras personas aprecian y disfrutan. Estos festivales, al igual que Burning Man, en Estados Unidos, donde la “Dusty Cantina” que es el camp que armamos con amigos mexicanos y australianos, hace 5 años atrás se comenzó a escribir el guion de Aurora.

Se le abre la puerta a mucha gente para que puedan expresarse o ser parte del proceso de montaje del festival, nosotros en Aurora descubrimos grandes talentos artísticos por las convocatorias abiertas, como también tenemos en nuestra comunidad a psicólogos, ingenieros, y arquitectos, entre otras profesiones, trabajando de manera voluntaria en el festival. Creo, que la diferencia más grande que tienen estos festivales es que su crecimiento es orgánico y no solo depende de una inyección de dinero en artística o técnica. Para que estos festivales crezcan necesitan despertar un sentido de pertenencia en su público y eso lo dan los valores del festival y el paso del tiempo.

Tienen un fin social y antropológico, desde mi manera de ver, es la evolución del entretenimiento, donde volves a casa no solo con mil horas de baile y otros posibles excesos por la fiesta, sino que te llevas un montón de herramientas para la vida cotidiana, dado lo rico que estos son culturalmente como también por tantos días de convivencia con personas de todas partes del mundo. Es muy bueno que esto ya esté pasando en Argentina con una identidad arraigada a nuestra tierra cómo se da Aurora.

-Más allá de Aurora, tenes mucha experiencia produciendo eventos y ciclos ¿Cuál es el análisis que haces sobre el efecto de la pandemia en la escena electrónica y cultural, en general?

Tuve la posibilidad de producir algunos espectáculos y ciclos, pero aprendí el doble por el vínculo que mi familia mantiene con Arena Maipú, donde pasan un gran porcentaje de las producciones más importantes de nuestra provincia, ahí tuve la suerte de conocer a los grandes productores de Argentina. Personalmente, tengo dos enfoques. Tras haber estado al frente de discotecas durante nueve años, claramente este es el golpe más duro que me tocó ver a la industria del entretenimiento, que obviamente abraza a la escena electrónica.

Si lo vemos desde lo económico y todo lo que esto conlleva, me cuesta imaginar un peor escenario. Cierres definitivos de venues, giras y festivales cancelados, corte total de los ingresos para los artistas, técnicos y miles de personas que viven el día a día de sus puestos de trabajo y fechas en bares y clubs. Es imposible en un plano terrenal ver algo positivo en todo esto. En base a la experiencia del Home Festival, los contenidos digitales son terreno fértil para quienes buscan apoyo de sponsors o entidades, estos contenidos llegan al hogar o teléfono de cualquier persona en todas partes del mundo, a diferencia de los shows presenciales donde el público es quien se traslada. Con un contenido y estrategia de comunicación acorde a los intereses y/o necesidades de los auspiciantes, se pueden sustentar proyectos y dar trabajo a muchas personas, creo que de esto se trata un poco. Para nosotros el hecho de poder estar ayudando con dinero en la contratación de servicios técnicos, diseño, comunicación, programación y que todo esto les dé visibilidad a los artistas es muy reconfortante.

A su vez, sin ser artista, me animo a decirte que la pandemia, el aislamiento y la introspección que genera en las personas, ha hecho salir lo más puro y postergado en proyectos y producciones de muchos artistas. Al frenarse la maquinaria y por ende lo que él mercado demanda, artistas que no paraban de producir música para la pista, tienen tiempo de retomar o partir de cero con proyectos alternativos de ambient o downtempo por citar dos ejemplos. También conozco casos de artistas que están incursionando en el arte visual como una alternativa y semejanza a la música. En cierta manera y en el modo menos pensado, este refresh de ideas y búsqueda que da el tiempo libre en relación a las posibilidades del mundo digital, es un destello de luz en el underground, no paro de encontrarme con música, artistas y proyectos nuevos, por tener tiempo para investigar o por el hecho de no estar sobre estimulado por las carteleras de las grandes fiestas y festivales. En este sentido, creo que la escena está en un momento de reformulación de conceptos y sonidos, esperemos que esto se vea replicado en los venues y pistas.

-¿Qué nos podes contar sobre el proyecto del Distrito de Arte que están desarrollando en Mendoza?

El distrito de arte de Aurora nace de la necesidad de generar espacios de difusión y trabajo para nuestros colectivos de arte y comunidad durante todo el año. Estamos reciclando una serie de galpones en una bodega de 131 años de antigüedad, donde funcionarán talleres de arte, estudios de grabación, estudios multimedia, una radio digital, galerías de arte, fotografía y cine. Transformándolo en un coworking de artistas afines a Aurora como también de otros que visiten la provincia, en paralelo habrá propuestas gastronómicas y bares con el espíritu de nuestro festival.

Creemos profundamente en estas dinámicas de trabajo, donde los héroes de la escena dejan de ser las productoras para que el público interno y externo lo sea. Es un concepto que va de la mano con lo que necesita y está pasando en el mundo, el cooperativismo y unión entre pares es lo que permite mantener las estructuras en esta pandemia. Estamos muy contentos de que esto esté pasando en Mendoza, recibir el amor y apoyo de algunas de las agencias y productoras más importantes del país y Europa. Es el caso dé la familia alemana de Bachstelzen, los suizos de Dharma y la Dusty Cantina de Burnin Man, como también el apoyo de nuestros amigos que vibran con sus proyectos personales en la misma sintonía y lo suman en nuestro festival y sus satélites, dándole sustento y crecimiento a nuestra misión a favor del arte, la música y el cuidado del planeta.

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